Hace poco, descubrí que padezco de ansiedad social. Antes de llegar a esa conclusión, mi vida era algo así:
Siempre que estaba en el mismo cuarto con alguien más, mi cuerpo reaccionaba como si estuviera en mucho peligro. Por ejemplo, un día estaba en la biblioteca para rentar una película, y usé la máquina de autoservicio. La máquina no aceptó el dinero que le di para pagar. Yo tenía el temor de que la gente detrás de mí me vieran y pensaran que yo me miraba ridícula mientras trataba de pagar en la máquina. Los latidos de mi corazón se aceleraron. Mi cara se puso caliente. Todo esas sensaciones son señales de un ataque de pánico.
Yo tuve esos ataques de pánico demasiado seguidos. Los tuve cada vez que tenía que hablar en frente de mi clase en la escuela, o cuando mis maestras visitantes venían a verme*, ¡y a veces sucedían cuando estaba con mi familia!
El miedo que sentía al pensar lo que los demás pensaban de mí era demasiado, y mi cuerpo no lo podía soportar. Yo busqué la seguridad en la soledad. Pero esa soledad fue lo que me dio depresión. Fue irónico porque yo sentía ansiedad cuando estaba con la gente, pero yo deseaba establecer relaciones sanas con esa misma gente. Mi ansiedad hizo que fuera difícil que mis relaciones con otras personas florecieron, así que me deprimí.
Como verás, mi ansiedad fue un gran problema. Pero la razón por la que decidí compartir mis pensamientos sobre los problemas emocionales es porque yo no quiero que nadie sufra esos problemas en soledad. Hay esperanza.
Voy a ser sincera. Yo creo que una razón por la que no descubrí que tenia ansiedad más pronto es porque en la cultura latina, la mayoría de la gente no cree en esos tipos de enfermedades emocionales. Ya que sé que tengo este problema, sé que muchos de mis amigos y conocidos tienen problemas similares al mío. Y algunos de ellos no están buscando ayuda, especialmente entre los latinos que conozco. No pienses que tienes que luchar contra estos problemas solo. Yo recibí ayuda profesional y he tomado medicamentos, y desde entonces mi vida ha sido mucho mejor. Doy gracias a Dios que me ha dado doctores que me ayudaron, y también por la ayuda que me dio por medio de las Escrituras, los templos y la oración.
Hace años, yo estudiaba las Escrituras con la esperanza de recibir guía para un reto muy grande que tuve. Leí un versículo en la Biblia que ha quedado en mi mente desde entonces. El Señor da estas palabras de consuelo:
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te fortalezco; siempre te ayudaré; siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” (Isaías 41: 10)
Debido a que siento temor casi todos los días, ese versículo me recuerda que no tengo que tener miedo si una mano Todopoderosa está sosteniendo mi mano. Testifico que no estamos solos en nuestras pruebas. El Señor ha estado conmigo durante todo lo que sufri. Él me ha dado fuerza, poder, conocimiento y entendimiento.
Durante las semanas siguientes voy a escribir con más detalle acerca de cómo he recibido sentimientos más positivos sobre mí misma, todo gracias al apoyo que recibí del Cielo.
*En la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a los miembros se nos asigna a dar servicio y ofrecer amistad a otros miembros. Ese llamamiento antes se llamaba “maestras visitantes” para las mujeres y “maestros orientadores” para los hombres. Recientemente, nuestro Profeta y nuestros líderes de la Iglesia han cambiado el nombre a “hermanas y hermanos ministrantes.”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario